No eres inmortal
«Los seres humanos son seres que van a morir -dijo-. Los chamanes firmemente mantienen que la sola manera de agarrarnos del mundo y de lo que en él hacemos, es aceptando totalmente que somos seres que vamos camino a la muerte. Sin esta aceptación básica, nuestras vidas, nuestros quehaceres y el mundo en que vivimos son asuntos inmanejables».
No es que quiera empezar de mal rollo estropeándote el fin de semana, ni que Noviembre esté acabando definitivamente con los restos de alegría que aún colgaban de alguna pared de mi cerebro.
Echaba de menos a don Juan, el chamán de Carlos Castaneda, y esta tarde he decidido hacerle una visita.
¿Cómo he llegado hasta aquí?
Probablemente fue una conversación que me llegó el otro día, fue algo así: mujer, treinta y pocos años. – “Me he quedado sin trabajo, me vuelvo a casa de papá y mamá hasta que las cosas estén mejor en España. Soy mayor pero no tonta”.
No sé muy bien como es la cosa, me suena más o menos a esto: “Soy responsable de mi vida hasta que dejo de serlo, hasta que deja de venirme bien, ser responsable todo el tiempo cuesta demasiado”. Ya lo decía Buda: “Tu problema es que crees que tienes tiempo”. Si no eres responsable ahora de tu vida, ¿para cuándo lo dejas?.
Ni puedo ni quiero criticar lo que cada uno elige hacer con su vida, en realidad esto no puede ser más que asunto suyo, simplemente me sorprenden determinadas formas de pensar y de actuar, y ahí está lo interesante de la vida. Si don Juan me hablara es posible que eligiera estas palabras y las acompañara de una mirada dura:
«No te expliques tanto-. Los chamanes dicen que en cada explicación hay una disculpa escondida. Así es que cuando estás explicando por qué no puedes hacer esto o aquello, lo que estás haciendo en verdad es disculpándote por tus flaquezas, con la esperanza de que el que te escucha tendrá la bondad de comprenderlas. Los que te rodean no tienen la culpa. No tienen otra salida. La culpa es tuya, porque puedes contenerte, pero insistes en juzgarlos, desde un profundo nivel de silencio. Cualquier idiota puede juzgar. Si los juzgas, sólo puedes recibir lo peor de ellos. Todos nosotros como seres humanos estamos presos y es esa prisión la que nos hace comportarnos de tan mísera manera. Tu desafío es aceptar a la gente como es. ¡Déjalos en paz!»
Buen desafío: aceptar. De las cosas más difíciles que me he encontrado hasta ahora, dejarlos en paz. ¿Se te ocurre algún desafío mejor?
«Los guerreros-viajeros no se quejan -prosiguió don Juan-. Toman todo lo que les da el infinito como desafío. Un desafío es eso, un desafío. No es personal. No puede interpretarse como maldición o bendición. Un guerrero-viajero o gana el desafío o el desafío acaba con él. Es mucho más excitante ganar, así es que ¡gana!«
Y por favor, que no te dé miedo, si por dejar a demasiada gente en paz acabas sintiéndote solo aplícate esto:
«No puedes confundir la soledad con estar solo -me explicó don Juan una vez-. La soledad para mí es psicológica, es un estado mental. El estar solo es físico. Uno debilita, el otro da alivio.»
Si hasta aquí sigues conmigo ¡ten cuidado! porque no basta con simplemente aceptarlo:
«Pero no es la mera aceptación donde está el truco. Tenemos que encarnar esa aceptación y vivirla plenamente. Los chamanes a través de los años han dicho que la vista de nuestra muerte es la vista que produce más sobriedad. Lo que está mal con nosotros los seres humanos, y que ha estado mal desde tiempo inmemorial, es que sin declararlo en tantas palabras, creemos que hemos entrado en el reino de la inmortalidad. Nos comportamos como si nunca fuéramos a morirnos, una arrogancia infantil. Pero aún más injuriante que ese sentimiento de inmortalidad es lo que lo acompaña; la sensación de que podemos absorber todo este inconcebible universo con la mente.
Una de las mayores fallas que tenemos como seres humanos, algo que tienes que recordar en cada segundo de tu existencia. Para mí, es la cuestión de las cuestiones, que te voy a repetir una y otra vez, hasta que se te salga por las orejas. Somos seres que vamos camino a la muerte -dijo-. No somos inmortales, pero nos comportamos como si lo fuéramos. Ésta es la falla que nos tumba como individuos y nos va a tumbar como especie algún día.»
Así que recuerda:
No eres inmortal, no actúes como si lo fueras.
Nuestras victorias son fugaces.
Nuestras derrotas también.
Todo es efímero.
No malgastes tu vida.