¿Se puede empeorar?
Antes de que se enfade nadie adelanto que éste no es un post para los amantes de estas entrañables y sinceras fiestas, así que el que realmente se encuentre a gusto en esta época del año, está invitado amablemente a saltarse este post y unirse directamente al próximo de enero, lo que voy a contar aquí no le hace falta, probablemente está vacunado contra estas fiestas y no le afectan, enhorabuena.
Ahora sí, si te has quedado, por curiosidad o porque realmente lo necesitas, espero que lo que viene a continuación te ayude, esta mañana leí una frase que decía así: “Lo peor de la Navidad es… que exista”, si perteneces a este grupo espero que algo de todo esto te sirva, al menos como un bálsamo para sobrellevar estos días de amor y paz universal tan especiales que se nos vienen encima.
Vamos a probar con algo fuerte, a grandes males, grandes remedios: la vacuna en sí viene del Problem Solving Estratégico, nos la hace llegar Giorgio Nardone, se la conoce como la “Técnica de Cómo Empeorar” y dice así:
“Si tú, por algún motivo te volvieras loco (hay que decir que esta época del año hace que esta proposición no sea tan descabellada, incluso puede resultar hasta sugerente… pero en fin, sigamos) y en lugar de mejorar, quisieras deliberada y voluntariamenteempeorar la situación…(es importante que te centres, no en qué podrían hacer otros para que empeorase la situación, que seguro que se te ocurren muchas ideas, sino en lo que tú, y sólo tú, podrías hacer voluntariamente para empeorar, vamos allá…
¿Qué tendrías que:
- hacer o dejar de hacer,
- pensar o dejar de pensar,
- decir o dejar de decir,
para empeorar la situación y para empeorar tu malestar?
Te invito a probarlo con nuestra amada Navidad, quizás hasta puede ser útil para ti, y de paso me ayudas a ampliar esta lista, seguro que entre todos somos mucho más creativos, voy a numerar las posibles acciones, así hasta podremos votar por las más eficientes:
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1.- Puedo decidir estar continuamente viendo la televisión, especialmente los momentos en que más anuncios hay, y prestarle una especial atención a toda la publicidad de juguetes, perfumes y demás paridas con las que nos bombardean a cada hora del día.
2.- Tengo que conseguir meterme en Madrid con el coche, entre las calles más céntricas, buscando los mayores atascos, a ser posible los viernes o sábados a partir de las seis o las siete de la tarde, la mañana de Nochebuena también puede estar bien.
3.- Puedo obsesionarme contando el número de Papá-Noeles colgados por todos los balcones de las casas cada vez que salga de casa y preguntarme por el auténtico mensaje que encierra tan inteligente tradición.
4.- Puedo escuchar villancicos sin parar, grabarme una selección de los más detestables y llevarla en el ipod enchufada a todas horas, fuera y en casa, a un volumen muy alto como para que te entren ganas de asesinar pastorcillos y pajes con solo verlos, y por supuesto buscar la esquina de cada centro comercial donde esconden los altavoces para acurrucarme allí, en postura fetal, repitiéndolos una y otra vez hasta que me estalle el cerebro.
5.- Puedo creer cada una de las falsedades que se dicen en estas fechas pensando que sus protagonistas de verdad las creen, y desilusionarme si luego esas personas no son del todo congruentes con lo que dijeron durante estos días de hipocresía epidémica.
6.- Puedo enfocarme en que las cosas no deberían ser así, o en la cantidad de injusticias que hay en el mundo, si insisto en esto puedo realmente cogerme un buen cabreo.
7.- Puedo tomarme todo esto con muchísima seriedad y pensar que somos un planeta llenos de mentiras y estupidez, en realidad creo que como especie dejamos pistas bastante claras cuando las dos preguntas que más se han hecho en el 2010, según Yahoo, han sido: ¿Cómo perder peso? y ¿Cómo atar un nudo? Si de verdad me tomara esto en serio me mudaría de planeta.
8.- Que no se me olvide enfocarme en los borrachos que circulan por las carreteras, aturdidos por lo que se han bebido en las comidas navideñas, sin entenderles pensando que beben para olvidar y desaparecer del agradable ambiente familiar y/o profesional, porque las comidas de empresa también tienen lo suyo.
9.- Intentar participar, no, conseguir estar en todos los “amigos invisibles” que encuentre a mi alrededor aunque no conozca a nadie, o mejor aún promoverlos, montar uno entre los vecinos del portal o de la urbanización y cargarme con un montón más de regalos que comprar a gente que ni conozco ni me importa lo más mínimo. ¿Quién coño se inventó esta mierda de los amigos invisibles?
10.- Pasarme las horas del día en que estoy sólo y puedo evadirme de estas fechas pensando en las cenas y comidas familiares que me esperan, recreándome en los maravillosos y mágicos momentos que compartimos con ese fondo musical de villancicos, si los escuchamos en familia esto llega a cimas de sufrimiento casi insoportable.
11.- Juntar a más familias, si con la propia no tenemos suficiente qué me decís de juntar varias familias en la misma cena.
12.- Aprovechar para sacar todas aquellas cosas que tengamos guardadas en nuestra memoria y soltarlas nada más llegar para ir calentando el ambiente, reproches, resentimientos, amarguras, probablemente el resto lo agradezca y nos haga partícipe también de alguna de sus joyitas guardadas.
13.- Aprovechar el vino, su exceso se entiende, para echar en cara todas esas cosas que sin vino no nos atrevemos a decir, esto casi seguro que arregla bastante bien los postres.
14.- Quedar a merendar con el resto de la familia los días anteriores o posteriores a los días mágicos, por si todavía no habías tenido suficiente con tu familia nuclear.
15.- Invertir la mañana de Nochebuena en abrir cada una de las tres mil quinientas felicitaciones de Navidad que llegan a tu correo electrónico, deteniéndote con cariño a abrir cada ppt, deleitándote con los detalles de las fotos de las familias posando para un momento tan imbécil como éste, y por supuesto escuchando con total absorción y entrega los villancicos y demás gilipolleces que dicen (¿por qué no se mandará sólo una, rotando cada año y que vaya en nombre de todos? en el fondo todos dicen lo mismo).
16.- Amargar la ilusión de los niños que todavía no saben de que va todo esto contándoles la verdad y la mentira antes de que la descubran por ellos mismos.
17.- Casi se me olvida, reservar ese momento de la semana en el que puedes leer, descansar tranquilamente o hacer deporte, para montar el “Árbolito” y si eres muy valiente el “Belén”, especialmente si tu fe está algo tocada y todo eso de la virgen , la paloma y el niño Jesus te suena un poco sospechoso.
18.- Si eres muy habilidoso, conozco casos, podrías intentar caerte de una mesa al montar el árbol y partirte alguna costilla.
19.- Elegir un vino malo y una comida mediocre para la cena, total te lo vas a beber tú, reserva el vino bueno para cuando vayas a casa de alguien y lo pueda dejar guardado para otra ocasión.
20.- Ponerte malo a comer o a beber, aunque bien mirado, si esto lo haces lo suficientemente rápido hasta puedes acabar tranquilamente en tu casa… pobre, mientras los demás te echan de menos y lamentan que no estés compartiendo estos instantes tan entrañables.
21.- Meterte nueve polvorones a la vez en la boca e intentar tragártelos todos de golpe mientras empujas con unas piececitas de mazapán.
22.- Patearte media ciudad eligiendo los mejores regalos para tus seres queridos sin importarte ser recompensado a cambio con un precioso reno navideño, un pijama de Papá Noel o con un cuadro de un faro, ¿no te gusta? ¡Qué raro eres, es superbonito!
23.- Jugar a las cartas o a otros juegos similares hasta las 4 de la mañana porque es Navidad y hay que divertirse aunque no te apetezca o detestes esos juegos.
24.- Y por último, comprar marisco, cuanto más mejor, no importa que valga 15 veces más que hace dos semanas, estamos en Navidades y hay que comerlo aunque no te guste, siempre ha sido así, es la tradición… hay que ser oligofrénico.
25.- …
26.- …
27.- …
Estas son vuestras, por favor compartirlas, la lista se me hace muy corta…
¿Qué tal ha ido?
No hace falta que te diga que la técnica consiste sólo en pensarlo y evitar hacerlo.
Viendo todo esto que has escrito (espero que te hayas hecho tu propia lista):
- ¿De alguna manera podrías estar haciendo, diciendo o pensando ya algo de todo esto?
- ¿Hay algún riesgo de que sigas haciendo lo habitual?
- ¿Cómo te sientes sabiendo que cada vez que haces algo de todo esto las cosas empeoran?
Esta sencilla técnica te permite darte cuenta de que, para empeorar la situación, sencillamente basta con continuar haciendo lo que has hecho hasta el momento y sigues aún haciendo para solucionar el problema, es decir:
- Continuar haciendo “más de lo mismo” o
- No hacer nada
Como decía el señor Paul Watzlawick: “El problema es la solución intentada”.
¿Será posible que el problema de la Navidad sea lo que estoy haciendo año tras año (más de lo mismo) o lo que estoy haciendo para evitarlo (no hacer nada)?
Y si fuera así, y no te pido que dejes de hacer todo lo que has escrito en la lista porque probablemente es demasiado difícil para ti, y todavía no seas capaz de hacerlo, sólo te pido que seas consciente de que cada vez que haces alguna de esas cosas, tu situación no sólo se mantiene sino que directamente empeora.
¿Se te ocurre alguna solución que puedas aplicar a estas entrañables fiestas?
Por favor, si se te ha ocurrido algo compártelo (estamos en Navidad), sé que hay mucha gente necesitada de soluciones… hasta se las están pidiendo al gordo de rojo.
Para cerrar sé que lo suyo sería un villancico, tenía en mente el «Tamborilero» de Rafael, se me ocurren pocos peores para mejorar la técnica, pero no quiero que dejéis de leerme…
así que Felices Navidades y Feliz 2011!!!