side-area-logo

SENSACIÓN DE CONTROL = FELICIDAD

SENSACIÓN DE CONTROL = FELICIDAD

¿Puede ser más placentero pensar en el futuro que experimentarlo?

Según afirma Daniel Gilbert, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, los seres humanos llegamos al mundo con pasión por el control y salimos de la misma forma, las investigaciones sugieren que si perdemos nuestra capacidad de controlar las cosas en cualquier momento entre nuestra llegada y nuestra partida, nos sentimos infelices, indefensos, desesperados y deprimidos.

Por lo visto, disponer del control puede tener consecuencias positivas en la salud y el bienestar, pero su pérdida puede ser peor que el hecho de no haberlo tenido nunca. Nuestro deseo de control es tan intenso, y la sensación de controlar es tan gratificante, que las personas solemos actuar como si pudiéramos controlar lo incontrolable. Algunos investigadores han llegado a la conclusión de que esa sensación de control-ya sea real o ilusoria- es una fuente de salud mental.

Un 12 por ciento de nuestros pensamientos diarios están relacionados con el futuro, es decir,  de cada 8 horas de pensamiento dedicamos una hora de reflexiones sobre cosas que todavía tienen que ocurrir. Cuando las personas soñamos despiertas en el futuro, solemos imaginarnos consiguiendo cosas y triunfando más que titubeando o metiendo la pata.

De hecho, llegamos al punto de que pensar en el futuro también puede ser tan placentero que algunas veces lo preferimos a experimentarlo. Anticipar el placer es una técnica para obtener un resultado dos veces mejor con la mitad de esfuerzo. En realidad, resulta más placentero imaginar algunos acontecimientos que experimentarlos.

 

A las personas nos parece gratificante ejercer control, no sólo por el futuro que eso nos asegura, sino por el ejercicio en sí. Ser efectivo-cambiar las cosas, influir en los sucesos, hacer que las cosas ocurran- es una de las necesidades fundamentales con las que el cerebro humano está dotado desde el nacimiento, y gran parte de nuestro comportamiento, de la infancia en adelante, no es más que la expresión de esa afición al control.

La consecuencia de encargarnos de algo nos hace felices; el acto de tripular nuestro propio barco por el río de la vida es una fuente de placer, al margen del puerto al que uno se dirija.

Quizás la satisfacción y los beneficios que consiguen los clientes de coaching no se encuentren tanto en el placer de alcanzar sus objetivos o metas, sino más bien en aumentar la sensación de control que tienen sobre sus pensamientos, emociones y comportamientos, y en definitiva, sobre sus vidas.

davidcru

Leave a reply